Mundo, 20 de mayo de 2025 – Cuatro estudios recientes publicados en la revista Brain Medicine advierten que los microplásticos presentes en alimentos ultraprocesados se acumulan en el cerebro humano en cantidades equivalentes a «una cucharada» y podrían estar contribuyendo al aumento global de trastornos como depresión, demencia y otros problemas de salud mental.

Los microplásticos son partículas menores a 5 milímetros que se desprenden del plástico al degradarse. Investigaciones recientes han demostrado que estas partículas pueden atravesar la barrera hematoencefálica y acumularse en el cerebro en niveles alarmantes. Un estudio publicado en Nature Medicine encontró que las personas con diagnóstico de demencia tienen concentraciones de microplásticos de tres a cinco veces más altas que el promedio.

Los alimentos ultraprocesados, que representan más del 50 % de la ingesta calórica en países como Estados Unidos, contienen concentraciones significativamente mayores de microplásticos en comparación con alimentos frescos. Por ejemplo, los nuggets de pollo tienen 30 veces más microplásticos por gramo que las pechugas de pollo naturales, reflejando el impacto del procesamiento industrial.

El consumo frecuente de estos alimentos se ha asociado con un mayor riesgo de trastornos mentales: un 22 % más de riesgo de depresión, 48 % más de ansiedad y 41 % más de problemas de sueño, según una revisión publicada en The BMJ.

Los investigadores señalan que tanto los efectos adversos de los alimentos ultraprocesados como la toxicidad de los microplásticos operan a través de vías biológicas similares, incluyendo inflamación, estrés oxidativo, disfunción mitocondrial y alteraciones en neurotransmisores, todos ellos factores relacionados con enfermedades neurodegenerativas y trastornos mentales.

Uno de los artículos explora la posibilidad de eliminar microplásticos del organismo mediante técnicas como la aféresis terapéutica, aunque se requiere más investigación. Los expertos también llaman a reducir la exposición a microplásticos mediante mejores elecciones alimentarias y alternativas en el envasado.

Estos hallazgos representan un cambio de paradigma en cómo entendemos la contaminación ambiental y su impacto en la salud cerebral. Mientras se profundizan las investigaciones, se recomienda limitar el consumo de alimentos ultraprocesados para reducir la acumulación de microplásticos y proteger la salud mental.