Mundo, 26 de mayo de 2025 – La propuesta aprobada por la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que ahora debe ser votada en el Senado, establece un impuesto del 3,5% a las remesas enviadas por inmigrantes sin ciudadanía ni residencia permanente, afectando a más de 40 millones de personas que mantienen a sus familias en América Latina y otras regiones.
Este gravamen, impulsado por el expresidente Donald Trump como parte del paquete fiscal “One Big Beautiful Bill”, encarecerá el envío de dinero para millones de migrantes, especialmente aquellos indocumentados o con visas temporales, mientras que los ciudadanos estadounidenses y poseedores de la green card quedan exentos.
La economista boliviana Claudia Pacheco señala que México será el país más afectado, pues recibe el 40% de las remesas que salen de EE.UU., con un récord de 64.746 millones de dólares en 2024. En Centroamérica, las remesas representan un porcentaje significativo del PIB: 27,2% en Nicaragua, 25,2% en Honduras, 24,1% en El Salvador y 19,6% en Guatemala. En Sudamérica, aunque en menor proporción, países como Colombia también dependen de estos ingresos.
El impuesto podría generar una recaudación anual de entre 1.800 y 2.000 millones de dólares para EE.UU., pero con un impacto económico negativo para las regiones receptoras, donde podría reducirse el monto neto recibido por las familias y fomentar el mercado informal de transferencias. Gabriela Siller, economista mexicana, advierte que estados como Guerrero, Michoacán y Chiapas podrían ver una caída en el crecimiento económico debido a esta medida.
Además de México, Bolivia recibe remesas principalmente desde España, Chile y Estados Unidos, que suman el 70% del total. La reducción en las remesas afectaría directamente a las familias bolivianas que dependen de estos recursos para su sustento.
La medida ha generado rechazo en varios países latinoamericanos, que advierten sobre el daño que causará a millones de migrantes y a las economías locales que dependen de estos flujos financieros.
