Por: José Llorenti
Bolivia, 25 de octubre de 2024 – Lo que inició el 2009 como un acercamiento comercial y económico de los denominados países emergentes, China, India, Rusia, Brasil y después Sudáfrica, hoy se ha convertido en un instrumento (geo)político de ruptura con el viejo orden unipolar, y en mayor profundidad con toda la concepción eurocéntrica y atlantista occidental del mundo. A diferencia del siglo XX, aquí no existe una disputa entre socialistas contra capitalistas, sino entre capitalistas pero con sus propios intereses nacionales y regionales.
Y lo sucedido en Kazán – Rusia es la prueba evidente de ello.
En términos económicos, es conocido el hecho de que el PIB de los principales países de los BRICS es superior al G7. Los BRICS representan el 36% del PIB mundial y el 45% de la población mundial y el G7 solamente representa el 29,6% del PIB mundial (en su mejor momento llegó a significar el 75% del PIB mundial) y en términos demográficos representa tan solo el 10% de la población mundial.
Estos datos pueden variar y seguro variarán, lo que no varía es la tendencia y el aceleramiento en las tasas de crecimiento de los países de los BRICS que oscilan entre el 2,9% y el 8%, Brasil e India respectivamente, en desmedro de las tasas del G7 que tienen un promedio del 2,5% y menos. La transfiguración del nuevo orden mundial y la migración hacia el sur asiático y países socios es indubitable, si a esto se añade la construcción de la Ruta de la Seda que prácticamente recorre toda Asia, el norte de África y parte de Europa para cruzar el Atlántico al puerto de Santos en Brasil, la carretera bioceánica en Brasil, Bolivia, Perú hasta el flamante puerto de Chancay, precisamente en Perú para cruzar el océano Pacífico hasta el puerto de Shangai en China, tenemos una megainfraestructura planetaria que alberga y beneficia a decenas de países y miles de millones de personas. Un «Cinturón» que da toda una vuelta el mundo.
Y por si fuera poco, a esto se añade que el sureste de Asia será el centro del mundo en las siguientes décadas (China, India, Tailandia, Indonesia, Filipinas, Pakistán, Japón, Corea, etc.) estamos hablando que el G7 será desplazado territorialmente del centro del mundo y por consecuencia lógica, usando un poco de las teorías de la geopolítica y geocultura de Immanuel Wallerstein, también su hegemonía ideológica/política.
Actualmente entre las primeras 10 economías del mundo se tiene a cuatro miembros de los BRICS, China, Rusia, India y Brasil y seis del G-7, no obstante, para el año 2050, no solo estarán las cuatro economías más fuertes de los BRICS entre los 10 primeros, sino que el G7 reducirá su influencia de siete a cuatro: EEUU, Alemania, Japón y Reino Unido, y los otros dos países serán México e Indonesia.
Con toda esta información y considerando que desde el año 2000 hasta la actualidad el mundo ha tenido cambios bruscos en geopolítica, es muy probable que para el año 2050, el mundo no se parezca en nada al que conocemos actualmente. De los otros 10 países más poderosos económicamente cuatro serán de Asia: Filipinas, Pakistán, Corea del Sur y Vietnam, dos de Europa: Francia y Turquía (más cerca de Asia que de Europa), dos de África: Nigeria y Egipto y dos de medio Oriente, Irán y Arabia Saudita.
Parece extraño para el mundo moderno que Asia se convierta en el centro del mundo y el Océano Pacífico se vuelva más importante que el Atlántico, no obstante, la historia del mundo demuestra que «Europa como centro del mundo» fue solamente la excepción y la normalidad del mundo fue la que ahora está construyendo los BRICS y en particular China e India (milenarias civilizaciones), como lo expresó decenas de veces el profesor Enrique Dussel.
Los BRICS, como se puede notar, no solo son el paladín de la construcción de un mundo multipolar, sino que son el fin de la hegemonía estadounidense que duró prácticamente 100 años. El siglo XXI será y ya casi es, el siglo de Asia, y el capitalismo ha demostrado que es más eficiente en sistemas ajenos a la democracia occidental moderna y puede convivir sin problemas con la autocracia del Partido Comunista Chino o el complejísimo sistema electoral Indio o las teocracia del Medio Oriente sin dificultades.
Este último encuentro de los BRICS también demostró al mundo una mirada mucho más (geo)política que económica, porque se reunió a las espaldas del G7 y de Estados Unidos, haciendo caso omiso a las sanciones a Rusia y a China. Asimismo, también se incorporó como socio a países pequeños como Cuba, que tienen poca influencia económica mundial, pero si mucha influencia simbólica y política, por lo que se presume un giro más político de este organismo. Si a esto se añade, el hecho de hablar de una moneda mundial diferente del dólar, la capacidad del dólar estadounidense de ser un arma de control geopolítico disminuye notablemente siendo solamente una moneda más entre tantas, obviamente, aún poderosa, pero cada vez menos. El dólar significó en los años 2000, el 80% de las reservas monetarias en el mundo, hoy solamente es el 55% y en clara disminución hacia el año 2050, asimismo, el año 2000 más del 75% de las transacciones mundiales se realizaban con esta moneda, esta cifra bajó al 50%.
Siguiendo el marco teórico del historiador y economista italiano, Giovanni Arrighi, sobre los Ciclos Sistémicos de Acumulación Capitalistas (CSA), tenemos el CSA genovés (desde el siglo XV hasta principios del XVII), el CSA holandés (desde fines del siglo XVI hasta fines del XVIII), el CSA británico (segunda mitad del siglo XVIII, siglo XIX y primeros años del XX), y el CSA estadounidense, (que comienza a fines del siglo XIX y aún continúa en la actualidad), estaríamos viviendo las postrimerías del hegemón estadounidense y el inicio de un nuevo CSA, quizás denominado Asiático o Chino.
¿Y Bolivia?
Pues, supongo que es evidente, después de haber leído todo lo escrito en este breve texto, que es muy importante, quizás una de las cosas más importantes hechas por Bolivia en los últimos 50 años, el haber sido considerado como socio de los BRICS. El mundo está girando, y nosotros estamos girando con él, a sabiendas, también, que somos la primera reserva de litio del mundo, somos central en la construcción de corredores bioceánicos para unir el puerto de Santos en Brasil con el puerto de Chancay en Perú y somos un país con un territorio extenso y sub-explotado y estamos en pleno proceso de industrialización, requisito indispensable para desarrollar un país.
Ojalá, la gran cantidad de mediocres llamados analistas actualmente, entendieran lo que está sucediendo en el mundo y las oportunidades para Bolivia.
