La Paz, 14 de abril de 2025 – La Planta Fundidora de Kallutaca, anunciada en 2014 por la entonces ministra de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, como un proyecto que revolucionaría la industria metalmecánica en Bolivia, se ha convertido en un símbolo de ineficiencia y despilfarro de recursos públicos. Diez años después, la planta sigue sin operar, dejando una pérdida millonaria para el Estado boliviano.
En octubre de 2014, Morales aseguró que en dos años Bolivia sería capaz de fundir su propia chatarra, reduciendo costos en un 30% y generando 200 empleos directos. Sin embargo, el proyecto nunca se completó. La empresa estatal creada para este propósito, «Sank’ayu», fue diseñada sin un análisis técnico realista y recibió una inversión de más de Bs 241 millones (34 millones de dólares) provenientes del Fideicomiso FINPRO. Actualmente, la planta permanece como una estructura abandonada en el Parque Industrial Kallutaca.
El fracaso del proyecto no solo dejó a Bolivia dependiendo de fundidoras extranjeras en Perú y Brasil, sino que también significó un golpe directo al Tesoro General de la Nación (TGN), que tuvo que emitir bonos para cubrir la deuda del SEDEM (Servicio de Desarrollo de las Empresas Públicas Productivas). Este desfalco económico ha sido señalado como una muestra clara de la mala gestión durante la administración de Morales.
Incluso el expresidente Evo Morales expresó su frustración en 2015 al declarar: “Lamento mucho decir que me he sentido engañado y defraudado por la exministra Teresa Morales”. A pesar del evidente fracaso, Morales nunca rindió cuentas por este proyecto fallido.
El caso Kallutaca no es el único escándalo asociado a Teresa Morales. En 2012, lideró la creación de ENATEX (Empresa Pública Nacional Textil) sobre los restos de AMETEX, una empresa privada declarada en quiebra. ENATEX recibió Bs 53 millones del Estado pero terminó cerrando en 2016 tras acumular pérdidas millonarias y dejar a más de 1.000 trabajadores sin empleo. Posteriormente, se creó SENATEX como su reemplazo, pero esta tampoco logró consolidarse como una empresa sostenible.
En 2020, Morales fue incluida entre los 592 exfuncionarios investigados por corrupción durante el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS). Estas investigaciones buscan identificar irregularidades en el manejo de recursos públicos y posibles desvíos hacia otros países.
La gestión de Teresa Morales ha dejado un legado marcado por proyectos fallidos como la Planta Fundidora de Kallutaca y ENATEX, que no solo afectaron la economía nacional sino que también minaron la confianza pública en las políticas industriales estatales. Su falta de rendición de cuentas sigue siendo un tema pendiente para las autoridades actuales.
