La Paz, 25 de abril de 2025 El candidato presidencial por la alianza Libre, Jorge “Tuto” Quiroga, generó controversia con sus declaraciones sobre su ascendencia indígena, asegurando que tiene “más sangre indígena” que figuras políticas vinculadas al Movimiento al Socialismo (MAS), como Álvaro García Linera, Luis Arce Catacora y Juan Ramón Quintana. Sin embargo, reconoció que no tiene más que el excanciller David Choquehuanca.

“Yo no voy a pretender que tengo más sangre indígena que (David) Choquehuanca, no. Pero te aseguro que tengo más que García Linera, que Arce Zaconeta, que Arce Catacora, que Quintana. Estos todos impostores que han manipulado ese tema, somos mezcla de sangres”, declaró Quiroga en una entrevista televisiva, agregando que “conforme pase la campaña va a ser interesante comparar quién tiene más sangre indígena. Hoy día científicamente lo puedes demostrar”.

A pesar de sus afirmaciones iniciales, Quiroga también hizo un llamado a “superar” las divisiones étnicas y regionales en Bolivia: “Tenemos que dejar de lado eso, de dividirnos que uno es una cosa, que el otro es la otra, que la altura, que el oriente, que occidente, que eres aimara, que eres mestizo, no. Todos somos una sola Bolivia”.

Las declaraciones de Quiroga fueron cuestionadas por analistas y comunicadores como Carlos Macusaya, quien en sus redes sociales criticó la lógica esencialista del discurso. Macusaya señaló que no existe tal cosa como “sangre indígena” y que los fenómenos sociales no pueden explicarse por determinaciones biológicas.

“¿Qué relevancia tendría que Tuto tenga más o menos ‘sangre indígena’? […] Este tipo de afirmaciones refuerza una visión esencialista de la sociedad, en la que el orden social sería un orden natural que debe ser preservado”, escribió Macusaya.

El comunicador añadió que el discurso de “sangres mezcladas” y “todos somos una sola Bolivia” puede ser utilizado para evadir el análisis de las diferencias sociales reales, la desigualdad y la manera en que se gestionan los recursos y el poder. Asimismo, criticó la utilización política de la identidad étnica en campañas electorales, como el uso de símbolos indígenas o la presencia en fotografías con niños de comunidades originarias.