Rodrigo Salazar Salinas, un joven prodigio de apenas 12 años, ha cautivado al mundo del ajedrez con su pasión y talento excepcionales. Desde que su padre, Wilson Salazar, le regaló un tablero a los 8 años, Rodrigo se ha entregado por completo al juego, dedicando incontables horas a perfeccionar sus habilidades en el tablero.
Motivado por el deseo de ganar y superarse a sí mismo, Rodrigo ha destacado no solo por su habilidad para analizar situaciones y tomar decisiones rápidas, sino también por su creatividad al abordar las partidas. Con el apoyo constante de su padre, ha cosechado una impresionante lista de logros, desde torneos locales hasta competiciones internacionales.
“A los 8 años, le regalé un tablero de ajedrez y le enseñé lo básico para que él pudiera representar a su colegio en los campeonatos intercolegiales de ajedrez que se realizaban en la zona de la Pampa de la Isla. Ahí me di cuenta de que le empezó a gustar, porque todas las noches practicaba. El objetivo de mi hijo siempre fue ganar”, compartió con orgullo su padre.
Rodrigo, además de ser un talentoso jugador de ajedrez, es un estudiante ejemplar en el colegio ‘Nacional Florida’, demostrando que la pasión por el deporte no está reñida con el éxito académico.
Con su mirada puesta en el futuro, Rodrigo se prepara para representar a su país en el Mundial Escolar en Lima, Perú, donde planea mostrar al mundo su talento y determinación en el tablero. Su padre aprovechó la ocasión del Día del Niño para felicitar a todos los niños de Bolivia y alentar a los padres a fomentar la práctica de deportes que apasionen a sus hijos.
En este día especial, Rodrigo Salazar Salinas se erige como un ejemplo inspirador para todos los niños de Bolivia, recordándoles la importancia de perseguir sus pasiones con determinación y disfrutar plenamente de cada momento de su niñez.