Por: Miguel Souza Aguilar
Desde su retorno al país el año 2020, el ex presidente Evo Morales ha emprendido una lucha descarnada por retomar el poder. Logrando un distanciamiento con el gobierno del presidente Arce Catacora, Morales emprendió una disputa interna al interior del Movimiento al Socialismo con el afán de garantizar su candidatura presidencial para el año 2025. En este sentido, muchos analistas se preguntan: ¿qué futuro le depara a Evo Morales? Existen tres escenarios para el exmandatario que resumen el abanico de opciones que, en medio de conflictos internos y externos, podrían marcar su destino.
Primer escenario: el exilio
La posibilidad de un segundo exilio es real y ha sido explorada como una vía para reducir las tensiones políticas en Bolivia. Este escenario le permitiría a Morales mantener una cierta influencia simbólica, aunque con menos impacto directo en la toma de decisiones internas. El exilio permitiría al gobierno actual y a las facciones internas del MAS (Movimiento al Socialismo) operar sin la presión de su figura, que a menudo genera división y polémica.
Sin embargo, el exilio no está exento de problemas para Morales. Aunque podría continuar influyendo en la política boliviana desde fuera, el distanciamiento podría ir desgastando su capital político, dejando espacio a nuevos líderes emergentes dentro del MAS. Además, existen pocos países dispuestos a albergar a Morales por la controversia y las acusaciones en su contra. Argentina, su último refugio, ha experimentado un cambio de gobierno que podría dificultar su retorno a ese país.
Segundo escenario: la cárcel
La segunda opción para Evo Morales es enfrentar las acusaciones penales que pesan en su contra que podrían devenir en una pena de privación de libertad. Morales ha sido acusado por los delitos de estupro y trata de personas a causa de una relación que mantuvo con una menor de edad el año 2015. La posibilidad de enfrentar estos cargos en Bolivia podría llevarlo a la cárcel, una salida que podría ser la más dramática como la más simbólica.
En este escenario, Morales tendría una oportunidad de demostrar su inocencia y enfrentar directamente a sus acusadores, lo que podría fortalecer la imagen de lucha de su figura política. Sin embargo, si se le declara culpable, esto podría sepultar su carrera política y hacer irreversible la división que existe en el MAS.
Tercer escenario: la muerte
Aunque nadie desea un desenlace violento, el tercer escenario se ha vuelto una posibilidad que no se puede ignorar, especialmente considerando la polarización política en Bolivia. Evo Morales sigue siendo una figura polarizante: por un lado, cuenta con fervientes seguidores, pero, por otro, despierta el rechazo de amplios sectores sociales y políticos. En contextos de gran polarización, líderes políticos pueden convertirse en objeto de atentados o actos de violencia, poniendo en riesgo su propia vida.
La posibilidad de un desenlace trágico como este no solo representa un riesgo personal para Morales, sino que podría desencadenar un periodo de caos y desestabilización en Bolivia. Un evento de esta naturaleza podría provocar nuevas protestas y conflictos entre sus seguidores. Sin embargo, este escenario es el menos plausible debido a los mecanismos de seguridad que utiliza Morales luego de haber sorteado un operativo policial en pasados días.
Cualquiera posibilidad resulta adversa a Morales y anulan su candidatura a las elecciones de 2025. El capital político de Evo se ve mermados por la disputa interna del MAS acompañada de conflictos que afectan al país, además de las denuncias penales que pesan en su contra. Por tanto, Morales vive su peor momento en el contexto político que vive el país.
