Montevideo, 28 de noviembre de 2024 – El expresidente uruguayo José Mujica criticó duramente a Evo Morales por su insistencia en mantenerse como figura central en la política boliviana, calificando de «inconcebible» su negativa a retirarse. Mujica lamentó las disputas internas del Movimiento al Socialismo (MAS) entre Morales y el presidente Luis Arce, afirmando que «en la vida hay un tiempo para llegar y otro para irse». Además, denunció los intentos de algunos líderes de perpetuarse en el poder, una actitud que, según él, debilita la credibilidad de la izquierda latinoamericana.

Mujica extendió sus críticas a otros líderes regionales como Cristina Kirchner, Daniel Ortega y Nicolás Maduro, a quienes acusó de fomentar regímenes autoritarios. Señaló que la revolución sandinista en Nicaragua «desembocó en algo monstruoso», mientras que en Argentina, la figura de Kirchner «impide el relevo generacional» en el peronismo. También expresó preocupación por la falta de sucesores en Brasil para Luiz Inácio Lula da Silva, lo que, según él, representa un problema para el futuro del país.

Sobre Venezuela, Mujica afirmó que el cambio vendrá desde dentro, rechazando cualquier intervención extranjera. Aunque se mostró crítico con el régimen de Maduro, señaló que el chavismo original, liderado por Hugo Chávez, ha sido desvirtuado y que muchos de sus seguidores han sido perseguidos. Resaltó la importancia de que los venezolanos resuelvan sus problemas internos sin injerencia externa, pero subrayó que no avala los regímenes autoritarios.

En cuanto al Mercosur, Mujica pronosticó el fracaso del acuerdo comercial con la Unión Europea, debido a la férrea oposición de países como Francia, cuyos agricultores se sienten amenazados por la competencia sudamericana. Mujica destacó que estos sectores defienden sus intereses utilizando argumentos ambientales y sociales como excusa, pero afirmó que en realidad temen no poder competir con los productos del Mercosur.

Por último, Mujica criticó la falta de coherencia democrática en la región y señaló que el autoritarismo es un «paso atrás» para América Latina. A pesar de sus críticas, reafirmó su postura contra la injerencia de Estados Unidos y otros países, insistiendo en que los problemas internos deben resolverse desde adentro, mediante un fortalecimiento de la democracia y el respeto a los principios de sucesión y renovación política.