Mundo, 14 de marzo de 2025 – El cambio climático ha dejado de ser solo una preocupación ambiental global y se ha convertido en una crisis palpable que afecta de manera dramática a las principales urbes del mundo. Investigadores de la Universidad de Bristol y Cardiff revelaron en un informe reciente que el 95 % de las grandes ciudades del planeta están experimentando cambios extremos en sus condiciones climáticas, oscilando entre largos periodos de sequías y lluvias torrenciales. Fenómenos que están teniendo consecuencias devastadoras para millones de personas y alterando radicalmente las vidas cotidianas de los habitantes.
Según el estudio, ciudades emblemáticas como Madrid, Shanghái, Dallas y muchas otras de Asia, África, Europa y América, ya están sufriendo los efectos de estas oscilaciones extremas. Las ciudades de Asia y el sureste asiático, como Shanghái y Bangkok, se han visto particularmente afectadas por lluvias torrenciales y fenómenos climáticos más intensos, mientras que regiones de Europa, la península Arábiga y parte de Estados Unidos se enfrentan a sequías prolongadas, las cuales agravan la escasez de agua y los problemas agrícolas. Estos cambios climáticos extremos, conocidos como «latigazo climático», ocurren debido a una rápida alternancia entre condiciones extremadamente húmedas y secas, lo que dificulta la adaptación de las infraestructuras urbanas a estas transformaciones.
El impacto de este cambio climático es visible en ciudades como Madrid, El Cairo y Riad, que enfrentan severas crisis de agua potable, fallas en los sistemas de saneamiento y problemas de suministro alimentario. La profesora Katerina Michaelides, de la Universidad de Bristol, explicó que las ciudades no están preparadas para afrontar estos cambios bruscos de temperatura y condiciones climáticas, lo que las expone más a los riesgos de catástrofes naturales. El calentamiento global está transformando las ciudades de manera radical y muchas veces impredecible.
Ciudades más vulnerables a las fluctuaciones climáticas
Las ciudades con infraestructuras deterioradas o insuficientes, como Karachi en Pakistán o Jartum en Sudán, son las que más sufren los efectos del cambio climático. Las sequías severas y las lluvias intensas provocan el colapso de los sistemas de distribución de agua y la contaminación del agua potable, lo que genera una crisis sanitaria en muchos de estos lugares. Este fenómeno también puede desencadenar el desplazamiento de comunidades enteras, como consecuencia de las inundaciones que arrasan los sistemas de alcantarillado, llevando consigo enfermedades transmitidas por el agua, como la disentería y el cólera.
El profesor Michael Singer, de la Universidad de Cardiff, subrayó que estas oscilaciones climáticas no son exclusivas de las regiones más cálidas, sino que también afectan zonas templadas, como en el caso de Hangzhou, China, donde se han documentado cambios abruptos de clima que complican la recuperación ante desastres naturales. Las sequías y las inundaciones también ponen en riesgo la seguridad hídrica, como en las ciudades de Los Ángeles, París y Ciudad del Cabo, donde la falta de agua afecta gravemente el abastecimiento y genera precios más altos de productos esenciales.
El impacto en la infraestructura y los recursos hídricos
Uno de los mayores retos es el impacto que el cambio climático tiene sobre los recursos hídricos. Las sequías prolongadas y las lluvias extremas han afectado el abastecimiento de agua potable en muchas urbes, lo que también pone en peligro la producción agrícola y genera un aumento en el precio de los alimentos. Además, la escasez de agua está afectando la generación de energía en países dependientes de la energía hidroeléctrica, como en el caso de Brasil y Sudáfrica, donde los embalses se están vaciando debido a la falta de lluvias. Esto aumenta la vulnerabilidad de las ciudades, afectando tanto a los hogares como a las industrias.
El informe destaca que las infraestructuras urbanas deben ser renovadas para adaptarse a las condiciones climáticas cada vez más extremas. Se requiere una protección más eficaz contra las inundaciones y un enfoque integral para la creación de reservas de agua que puedan asegurar el abastecimiento en tiempos de sequía. La necesidad de adoptar medidas urgentes para fortalecer la resiliencia de las ciudades frente a estos fenómenos es cada vez más evidente.
Acción urgente para la adaptación y la resiliencia
La ONG WaterAid, que participó en el análisis, advirtió sobre el rápido acercamiento de lo que se conoce como el «día cero», el momento en que los recursos hídricos de una ciudad se agotarán por completo. Según la directora ejecutiva de WaterAid, Sol Oyuela, la crisis del agua no solo afectará la salud de las personas, sino que también tendrá implicaciones sobre la seguridad global. «Las comunidades deben estar preparadas para lo que está por venir», dijo Oyuela. Es fundamental que se tomen medidas colectivas urgentes para proteger a las poblaciones más vulnerables de los desastres climáticos que ya están ocurriendo en las principales ciudades del mundo.
A medida que el cambio climático sigue afectando a las grandes urbes, la falta de adaptación y resiliencia en las infraestructuras urbanas puede llevar a crisis aún más graves. Las soluciones deben ser urgentes y a largo plazo, para proteger tanto a los recursos naturales como a las poblaciones urbanas que se enfrentan a un futuro incierto.

