Mundo, 19 de abril de 2025 – Un equipo de astrónomos británico-estadounidenses anunció el 17 de abril de 2025 que el Telescopio Espacial James Webb detectó las señales más prometedoras hasta ahora de posible vida fuera del Sistema Solar, en el exoplaneta K2-18b, ubicado a 124 años luz en la constelación de Leo.

Los científicos identificaron en la atmósfera de K2-18b dos compuestos químicos considerados «biofirmas»: dimetilsulfuro (DMS) y dimetil disulfuro (DMDS). En la Tierra, estas sustancias son producidas exclusivamente por organismos vivos, principalmente por algas marinas microscópicas (fitoplancton) y bacterias. La detección tiene un nivel de certeza del 99,7%, aunque para declarar un hallazgo científico definitivo se requiere un 99,99994%.

K2-18b es un planeta con más de ocho veces la masa terrestre y 2,5 veces su tamaño, que orbita su estrella en una zona habitable, donde las temperaturas podrían permitir la existencia de agua líquida, un requisito esencial para la vida. Se le considera un «planeta hiceánico», un mundo oceánico con una atmósfera rica en hidrógeno, donde podría existir vida microbiana similar a la de los océanos primitivos de la Tierra.

Aunque el hallazgo ha generado entusiasmo, la comunidad científica mantiene cautela. Algunos expertos señalan que las moléculas detectadas podrían originarse por procesos no biológicos aún desconocidos y que se requieren más observaciones para confirmar la presencia de vida. Investigaciones anteriores sobre K2-18b han tenido resultados controvertidos, como la detección inicial de agua que luego fue identificada como metano.

Los investigadores estiman que se necesitarán entre 16 y 24 horas adicionales de observación con el Telescopio James Webb para alcanzar el nivel estadístico que permita confirmar con alta confianza la presencia de biofirmas. Se espera que en uno o dos años se puedan obtener resultados más concluyentes.

Si se confirma la existencia de vida en K2-18b, sería la primera evidencia sólida de actividad biológica fuera de la Tierra y sugeriría que la vida podría ser común en la galaxia. Este descubrimiento podría marcar un punto de inflexión en la búsqueda de vida extraterrestre y responder a la histórica pregunta: ¿estamos solos en el universo?