Un estudio con una muestra de 8.000 personas ha tratado de discernir si los superdotados exhiben una serie de tendencias comunes dentro de los cinco rasgos de personalidad

De qué hablamos cuando hablamos de superdotación intelectual. Resumiendo mucho, un superdotado sería todo aquel que alcanza una puntuación de más de 130 puntos en un test de inteligencia, y hay que tener en cuenta que esta inteligencia superior no se puede adquirir, sino que nos viene ‘dada de serie’, por decirlo de alguna manera. Por ello mismo, quizá, es un rasgo tan deseado en nuestra sociedad.

Pero no es oro todo lo que reluce. Los superdotados a veces se enfrentan a mucha incomprensión, especialmente los niños que se encuentran en entornos educativos tradicionales y que pueden ser tildados de extraños. Como la superdotación sigue siendo poco entendida, en ocasiones se falla en crear desafíos para esos talentos brillantes.

Por supuesto, aunque cada persona es un mundo, el Davidson Institute señala que las personas superdotadas exhiben una serie de tendencias comunes: comprensión rápida, comprensión intuitiva de los fundamentos, tendencia a la complejidad, necesidad de precisión, altas expectativas, intereses divergentes y un peculiar sentido del humor. Por lo general, según informa ‘Psychology Today‘, muestran un desarrollo asíncrono, siendo notablemente adelantadas en algunas áreas y siendo promedio o incluso estando atrasadas en otras. Es difícil saber dónde encajan y los entornos educativos generalmente no están diseñados para adaptarse a sus diferencias.

Si bien hay muchas cosas que contribuyen al talento, que van desde que desde hace un tiempo se considera que no tenemos una sino distintos tipos de inteligencia, así como factores genéticos o incluso la educación y crianza, un área clave también es la personalidad. ¿Las personas superdotadas son diferentes, en cuanto a personalidad, a aquellos individuos ‘no dotados’?

En ‘High Ability Studies’ los investigadores Ogurlo y Özbey llevaron a cabo un análisis para ver dónde encajaban los superdotados, dentro de los cinco grandes rasgos de personalidad (extraversión, escrupulosidad, apertura a la experiencia, neuroticismo y amabilidad). Con una muestra de 8.000 personas y usando métodos estadísticos sofisticados, compararon medidas de personalidad entre grupos superdotados y no superdotados para ver qué rasgos de personalidad se correlacionaban significativamente con el talento. No hubo grandes diferencias entre unos y otros, pero la apertura a la experiencia sí se correlacionó más fuertemente con el talento.

Parece ser, por tanto, que la apertura a la experiencia es un componente clave de la inteligencia pues contribuye a la creatividad y a la capacidad de considerar múltiples opciones y perspectivas para abordar la vida, resolver problemas y comprender situaciones complejas. Encaja con la proclividad observada que las personas dotadas tienen para la complejidad y el pensamiento divergente, y la habilidad notable y a veces asombrosa que tienen para observar cosas que otros nunca notarían o incluso imaginarían. Sin mencionar el peculiar sentido del humor, que puede ser una espada de doble filo.

Algo curioso: mientras que las personas superdotadas a veces cargan con el estereotipo de ser más torpes o inadaptados, los rasgos relacionados con ello (neuroticismo, menos extroversión o amabilidad) no se correlacionaron con el talento. El estudio podría servir para el futuro de los niños superdotados: muchos enfoques educativos más nuevos incluyen una pedagogía diseñada para cultivar la imaginación, la creatividad o el pensamiento lateral. La investigación futura podría intentar comprender si se puede adquirir una mentalidad abierta, así como debería tratar de disipar los mitos y el estigma que pueden ser obstáculo para los superdotados, así como ayudar a desarrollar los recursos necesarios para que la sociedad se beneficie mejor de la mente brillante de estas personas.

Fuente: El Confidencial