En los años 20 del siglo pasado, una joven llamada Nita Carmona desafió las normas de su época y se convirtió en pionera del fútbol femenino en España. Bajo el apodo de ‘Veleta’, se enfrentó a los prejuicios y obstáculos de una sociedad que veía con incredulidad a las mujeres en el campo de juego.
Nita descubrió su pasión por el fútbol viendo jugar a marineros ingleses en el puerto de Málaga. A pesar de los insultos y golpes que recibía por ser mujer, no se amilanó y encontró su lugar en el equipo del Sporting Club de Málaga. Su determinación la llevó a infiltrarse en el mundo del fútbol masculino, haciéndose pasar por masajista y lavandera del equipo.
A los 18 años, Nita se disfrazaba para poder jugar, usando pantalones largos, camisetas holgadas y gorra para ocultar su cabello. Su habilidad en el campo era innegable, pero enfrentaba la hostilidad de sus rivales y las críticas de la sociedad. A pesar de las adversidades, persistió en su sueño de jugar al fútbol.
Bajo el apodo de ‘Veleta’, Nita desafió las prohibiciones y logró jugar en partidos y competiciones, cambiando constantemente su apariencia para evitar ser descubierta. Su valentía y determinación marcaron un hito en la historia del fútbol femenino en España.
Aunque su carrera fue corta y enfrentó numerosos obstáculos, el legado de Ana Carmona, la ‘Veleta’, perdura como un ejemplo de lucha y perseverancia. Hoy, su historia inspira a nuevas generaciones de mujeres futbolistas y celebra el camino que ella allanó para las campeonas del mundo.