Buenos Aires, 13 de marzo de 2025 – Una manifestación de jubilados frente al Congreso argentino, respaldada por hinchas de fútbol, sindicatos y organizaciones sociales, terminó en una brutal represión policial, considerada la más violenta desde que Javier Milei asumió la presidencia en diciembre de 2023. Los uniformados usaron gas lacrimógeno, porras y camiones hidrantes para dispersar a los manifestantes, dejando un saldo de 124 detenidos y 46 heridos, entre ellos el fotógrafo Pepe Grillo, quien sufrió una fractura de cráneo con pérdida de masa encefálica, y una anciana de 87 años, que cayó violentamente tras ser empujada.

Los jubilados exigen una actualización de sus pensiones, la restitución de la cobertura de medicamentos y la continuidad de la moratoria previsional, que vence este mes y que permite jubilarse a personas sin los años de aportes necesarios. La situación de los pensionistas se ha agravado con la inflación, que en 2023 alcanzó el 211%, reduciendo drásticamente su poder adquisitivo. Desde mediados de 2024, el gobierno indexa las jubilaciones según la inflación mensual, pero el monto sigue siendo insuficiente para cubrir los costos de vida.

El conflicto se intensificó luego de que sindicatos y hinchas de equipos como Boca Juniors y River Plate se sumaran a la protesta. La decisión surgió tras la agresión a un hincha de Chacarita Juniors, de 75 años, quien fue golpeado y rociado con gas lacrimógeno por la policía la semana pasada. La presencia de los seguidores del fútbol aumentó la tensión con las fuerzas de seguridad, que respondieron con una carga policial sin precedentes.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, defendió la actuación policial y acusó a los manifestantes de buscar derrocar a Milei. “Muchas de las personas que vinieron a esta marcha, barras, agrupaciones de izquierda y kirchneristas, vinieron preparados para matar”, declaró. Sin embargo, la represión fue duramente criticada por dirigentes internacionales, como el ministro de Comunicación de Venezuela, Freddy Ñáñez, quien calificó al mandatario argentino de “energúmeno” y aseguró que “ha cruzado muchas líneas rojas”.

Mientras tanto, los jubilados siguen en pie de lucha. “Si tengo que perder mi vida luchando como un jubilado, la voy a perder, pero mis hijos y mis nietos serán libres”, dijo Carlos, un manifestante de 75 años. Otros ciudadanos expresaron su indignación y temor por el futuro de los ancianos en Argentina. El gobierno de Buenos Aires estimó que los daños causados durante la protesta, entre vehículos policiales y contenedores incendiados, ascienden a 275 millones de pesos.